Wednesday, November 16, 2005

Que ella nunca me lea...

ella debe haber dormido con mi voz
y mi declaración por varias noches
debe haberle chirriado en los oídos
y en la preocupación
debe haberle dado algo de cólico
algo de un pasado con agujas en la panza
debe haberla arrastrado hasta hace unos años
cuando me descubría cuadernillos
con descargas almáticas y palabras -tantas palabras-
debe haberse horrorizado entonces
debe haber confirmado sus temores
ver cara a cara a los genes
con toda su carga brutal y su ternura ingenua
debe haber sabido que a diario luchaba con un monstruo
que a diario me enamoraba del amor
y la vida me sacaba de su night club
(ilusas no)
"tanta poesía te va dejar mal, te estas hiriendo"
(siento que mi madre está sufriendo)
"la poesía no me hace a mí, mamá
yo la hago a ella, y la vida me hace a mí"
(ella siguió sin escucharme)
"yo también escribía, recuerdas?
no te va a servir de nada"
(ella quiere salvarme de mí misma)
"yo no soy la misma
no has leído lo que escribo ahora.
(no sé qué más decirle para consolarla)

"mamá, a mí me gustan tus sentimientos" le dije

hoy es su cumpleaños
quisiera regalarle una mentira blanca
decirle que no perderé mi tiempo escribiendo
pero hasta pensarlo me parece oscuro
y es mucha mentira para ser blanca
¿cómo podría negarme a mí misma
sin lastimarnos?

mamá, espero que nunca me leas
así no sufrirás mis penas
todo lo que jamás te digo
y solo confieso
en mis poemas

.

mamá
tú me haces llorar
cuando me amas

.

me hace dolorosamente feliz
que me quieras tanto
mami

.

yo escribo mami

yo no pedí permiso
nadie me me vendió la idea
tampoco fue cosa de elecciones

un día te levantas dormida
y alguien dijo algo que te despertó por dentro
te hizo abrir los ojos como rehiletes
o como un cometa que vuela sobre los techos y ciudades

¿a quién haremos responsable
de la poesía que me saco de las venas?
¿al cartero que un día se equivocó
y nos dejó cuando vivíamos con la abuela
un caminito hacia su íntima casa ?

¿por qué no prohíben los libros de lectura
en la escuela primaria
con una vaca en la quebrada de humahuaca
las canciones de cri cri
la clase de español donde se lee a sor juana
y el baile del pichito amoroso?

quizá es culpa de homero de portugal
o de que haya existido un niño tan azul como panchito
(prospecto de príncipe y portón de iglesia)
de los arbustos con violetas que me hacían pensar
en chicles de uva y capas de terciopelo
de la rueda de sanmiguel y los justicieros de bengala

¿a quién hago responsable de que creyera
que mi amiga corazón era medio hada
con el rostro tan melón y un lunarcito
que parecía hecho con la punta de un lápiz en su cara?

¿por qué no prohíben el amor?
¿por qué estoy en la torre de un país perdido
con los ojos ávidos y los pensamientos largos?
(mi curiosidad es tan naranja y dulce)

¿por qué tengo que renegar de mí
cuando apenas comenzaba a quererme?
¿habrá una receta para curar los genes?
¿por qué no aceptas mi pozo con palabras
y me quieres
más posiblemente?

yo escribo mami
dime tú
¿por qué tengo esta libertad
este alfabeto
hinchado de visiones y esperanzas?

si yo dejara todos mis papeles en blanco
seguirían existiendo mis palabras mamá
en mi corazón aunque sin voz
en mi pensamiento aunque sin eco
¿qué sentido tiene mi silencio?

voy a callarme hoy que es tu cumpleaños
mañana será otro poema

Tuesday, November 15, 2005

Ya no me marcho más

Ya no me marcho más. De todas formas
siguen pasando trenes desabridos,
a los que no me subo porque el instinto manda
y he comprendido tarde
(mejor tarde que nunca)
que si huyo no es más que de mí misma.
No digo que no tenga tentaciones
de tirarme del coche alguna vez que otra,
si no me hace cosquillas
su gris velocidad de fiel crucero,
pero no es suficiente para el salto.
La historia interminable del "nunca es suficiente"
me seguirá aburriendo por eterna,
pero hay un dios de las pequeñas cosas
que saca su cabeza entre mis libros
y levanta su enorme lapicero
pidiendo paso, firme,
al que no puedo obviar por testarudo.
Se me han pasado las grandilocuencias
de un modo, por paciente, inesperado
y ando como una zombi de puntillas,
deteniéndome en mí
y aplazando la gloria indefinidamente.
Si descarrilan trenes en mis ojos,
será porque yo quiera
o necesite un día, melancólica,
-cualquier día de otoño como hoy-
recoger mis despojos en un soneto tránsfuga,
a golpe de memoria

(Tenía en aquel tiempo el pelo más oscuro,
las ideas más claras y el ánimo inconstante.
Era como un efluvio de gas amenazante
con detonar un mundo prematuro.

Se cenaba mi boca con bourbon. Como postre,
le servía en bandeja mi alma des-almada.
Después de un año vuelve y ya no queda nada
que mi debilidad por él, arrostre.

Sufrir o tolerar a un hombre, no es lo mío,
sobretodo si llega cargado de vacío,
habiéndome dejado vacía y como loca.

No es cuestión de rencor, sí de supervivencia,
un año es una vida si hay drogodependencia
y a estas alturas yo, soy cena de otra boca).



como una forma de recuperarme
del virus demencial que me devora viva,
sin dar un paso atrás ni por tomar impulso.

Sunday, November 13, 2005

De furias y represalias

Sobre los hombros, anchos de amargura,
se me han desmoronado los silencios.
Para vengar la tregua del olvido
se han convertido en tigres.
Acechan... mudo el diente,
taimado el ojo... sátiros de tiza,
de fósforo su ardor en mis caderas.

Y hay una represalia de anteayeres
moldeando el alarido
tapiando convenciones
cavando las trincheras del orgullo
en la garganta misma de la furia
(la mía, la de siempre, la que duerme
narcotizada y fiel
con su escopeta).

Prolijamente mansa
desnudamente fría
odiosamente núbil
desmonta sus defensas la lujuria.

Ahíta está la tarde de amuletos
trenzados por un río de intuiciones
y frágiles engaños.
Escuálido el rencor y sus gorgojos.
Cargado el corazón ...de muerte seca.

Thursday, November 10, 2005

Temporada de fantasmas

Otro muerto en mi agenda . Otro cadáver de códigos postales, direcciones y teléfonos. Otra defunción de provincias, paisajes y nombres, de acentos y caras, de ojos y lugares; de miserias guardadas en el bolsillo trasero del pantalón.
Así te entierro: vivo, respirando aún por el recuerdo empecinado en revivirte a pesar del alivio doloroso que comienza a caminar a tu costado para alejarse; como un perro, al que no le dicen nada pero le quitan la comida, el agua, el techo y sabe entonces, un día -por la sed, por el hambre, por la intemperie- que debe irse.

Cuando dé la vuelta a aquella esquina estaré lejos, voy a poder mirar la colección de tus datos personales sin que esta serpiente se revuelva en un vértigo insano por mi estómago hasta morder el corazón con este ardor imposible de sus dientes imposibles. (Las serpientes de los corazones y los corazones de serpientes, estos
estúpidos silogismos que me llevan al mismo punto de partida. El que no existe.)

Me había jurado no ser dramática, pero soy así, trágica cuando pienso -o quizás lo sea siempre-, cursi a veces, poeticamente torpe. Pasa que el hueco en las palabras retumba V A C Í O en una música sin voces, ni timbres, sin tonos, porque ya no queda nada. Ni la angustia, ni las ganas.

Como a todo lo muerto, palada tras palada, repito:
Aquí yace el minúsculo lunar de tu mentón.
Aquí yace el tatuaje de tu tobillo.
Y aquí los secretos paranormales que me contabas lejos de la cama.
Aquí la vuelta de Saturno y sus consecuencias.
Aquí las calles de las ciudades que pisamos, el café y las medialunas.
Aquì yacen tus palabras hirientes
Aquí los colectivos, las terminales, las esperas y los desesperos.
Aquí las cosas que no habría probado sin ti.
Aqui yacen tus mentiras
Aquí, yacen tus ojos.


Eludiendo la mentira, las hipótesis y las improbables proyecciones y aunque en cuestión de amores no debería hacerse un balance entre el debe y el haber,-más pareciendo que tu no te quedaste con nada- puedo decir que, hablando de bienes y útiles, has logrado que yo me ame más, de forma tragicómica

Supongamos entonces que me queda un saldo dudosamente positivo a cambio del olvido.

Ultimo aliento

La verdad
no se encontraba detrás de tus ojos
esa llama, ese brillo
se fue consumiendo
ahogandose en decepciones
que un dia me devolvieron
una mirada esquiva
y un cuerpo lejano a mi lado

Los sueños
no se alcanzan, se persiguen
hasta la ultima derrota
esa que mata algo
entre pecho y alma
el primer paso
en el espiral de muertes

La vida
tiene que ser algo mas
que esta cacería eterna
de cheques sin fondos
invertidos en el mas allá

A fin de cuentas
quien es, que encierra?
esta carcel
de hueso y carne
que se va derrumbando
minuto a minuto

tiene que haber un sentido
un séptimo sentido quizás
que explique
este ensayo de tragedia
este paisaje sin caminos
o al menos un sentimiento nuevo
que justifique todo
aunque aparezca en el último aliento.

Thursday, November 03, 2005

Si pudiera vivir en mi muerte

Porque sigo escribiendo sin luces
se agotaron mis torpes silencios
en un yermo desierto de penas.

Si pudiera vivir en mi muerte
como muere la noche en la aurora
salpicado de púrpura sangre.
Si pudiera mi muerte evadirse
de ese lazo de sombras que oculta
las inmensas mentiras eternas
que cantaron altares y tronos.
Si pudiera salir al camino
pregonando las duras verdades
que me hicieron callar en la vida,
le daría a mi muerte el sentido
de servir como errante profeta
que predica tristezas y llantos,
porque sólo mi muerte revive
en el patio de algún cementerio,
y no es fácil que el juez de las tumbas
me conceda ningún pasaporte
porque puedo volver al delito
de nacer a la vida muriendo
o vivir en la muerte pecando.

Sigo igual

Estoy bien, como siempre, como lo supiste desde entonces. Sigo cavilando sobre los problemas de mi vida con la misma elocuencia. Continúo con mis mañas, esas de desperezarme en las mañanas con movimientos lentos, el mismo café matutino, la manía idéntica de cuestionar lo que hago con mi vida. Y justo antes de darme un baño, las promesas de cambiar lo que me desagrada, todo igual.
Hace poco me sorprendí deseando un cambio radical, el que nunca ejecuto. Recuerdo, por ejemplo, como me he adherido a los recuerdos y baso mi vida entera en acariciar los que fueron buenos.
Rememoro instantes de piel que permanecerán intactos, miradas tiernas, besos en el aire que fueron construyendo día a día un sentimiento. Esos momentos en que parecía subir a un limbo y que todo a mi alrededor giraba inútilmente tras de mi, no me importaba en lo más mínimo una guerra, un desastre, una inundación si la aureola que edifiqué se mantenía en pie.
Como verás, sigo igual de sensible y eso me harta. De eso se tratan mis promesas de cambio, las que nunca siquiera comienzo a cumplir, de eso.
Después de tantos años, cambiar de forma de sentir no es prudente, no es fácil. Sin embargo hora tras hora trato de cubrirme de ese cuero inconmovible intentando no dejar traspasar ningún destello de ternura (dudo lograrlo), como para protegerme.
Ya he llorado suficiente, podría llenar una alberca con lo derramado. A veces siento que mis ojos me imploran un poco de sequedad.
Me pregunto si alguna vez podré convertirme en inconmovible, lo dudo. Hoy, por ejemplo, vinieron a mi memoria instantes que fueron sagrados, tan simples, tan sencillos y de tan corta duración, que cuesta creer que sean tan importantes. Repaso lentamente cada minuto de esos dias,las risas por que habia que reir, el cielo regalando naranjas, el aire con su leve olor a sal, la Luna siguiendos triste desde la llegada porque sabia de nuestra partida . Momentos mágicos, humildes pero perentorio en lamemoria. Sin muchos aderezos, sin mucho lujo, pero auténtico.
Por eso me gusta predicar, que cerrar los ojos es la forma más absurda pero deliciosa de encapsular un recuerdo. Nunca vendrá otro idéntico, no pasará una segunda vez. Y en el paso del tiempo, será la única manera de evocarlo y, con suerte, volverlo a vivir en mente y cuerpo como si se repitiera.
La memoria, el alma, la mente, es lo único que nadie puede invadir ni conquistar.
Sigo igual de infantil y distraída y a mi edad, ya no puedo darme el lujo de sentirme púber.
No sé si adaptarme a las exigencias del mundo o seguir en lo mismo sin lograr un lugar ni en sus esquinas.
El asunto es dejar de sentir, no esperar nada, porque si hay algo nuevo, seguro no se hizo para mi.
Como ves, sigo igual.

Con sabor a café... descafeinado.

No sé cuántas veces he perdido el nombre de las cosas,
ni cuántas las cenizas son reflejo, doblez o llanto
de verdades en desuso.

Ignoro en qué momento me traicionó el horizonte
y la vida pasó a ser vertical irresoluble,
ni cuándo el beso, por vez primera,
me supo a café descafeinado.

Sólo sé
que ya no importa si este cielo se emborracha
con la acrobacia de tanta paloma urbana
o si la miseria inventa religiones de barbechos
y una bohemia formal para desheredados.

Sólo sé
(y lo digo ahora, que siento lástima de mis pasos
y mi vida anda descalza),
que la noche no persigna ni pulso ni creencia,
y el callejón en cuclillas se chotea de mi sombra
cada vez que me descuido.

Y es que al final, cuando se agote el norte,
seré yo el esqueleto que sostenga,
entre inútiles puntos de sutura,
la maldita exactitud de mi ceguera.

¿Te sirven mis colores para ilustrar tus letras?

Pincelada azul celeste, pincelada siena. Otras verdes, rojas, amarillas y grises teñidas de cobalto.

Trazos suaves, líneas onduladas, curvas y rectas van plasmando el paisaje que absorbe mi retina.

Amalgama de colores, cada uno en su lugar. Aquí un reflejo, allí una sombra. Y, fijo quedará en el lienzo para su contemplación mañana por si la memoria falla.

El mismo sol, la misma fronda que no se agostará, y los rizos encadenados del río Tajo, detenidos. Es como un milagro, poder parar el tiempo. Inmovilizar en el aire esa bandada de estorninos cruzando el cielo.

Ejemplo mágico que el pincel me otorga. Se distribuyen los colores y aquí queda la suave pendiente de la loma cubierta de encinas, a cuyas plantas, crece la hierba pintando de verde la tierra, como yo pinto la tela.

Cerca, y lejos del encinar, dos carrascas retorcidas darán sombra al pastor. Y más allá, un otero de roca viva aparece emergido de la tierra dando fe de la presencia del tiempo por sus piedras esculpidas en figuras singulares.

Aunque me gusta el mar, la mar, igual mansa que encrespada, el campo, la montaña, es otra cosa.

La tierra, el surco donde el labriego quiebra la cintura hurgando en sus entrañas para extraer la mies que lo alimenta.

Ensoñación gloriosa de vida y paz. Aquí, aspiro hondo. Se llenan mis pulmones de aire puro. Y, de armisticio se inunda el corazón. Estoy a bien con el hombre y con el mundo; que la presencia de Dios es más notoria.

Pincelada plata en el remanso del río, que en su espejo el Sol se mira. Y ese verde de la umbría, más oscuro. Que contraste con el verde iluminado por la luz del mediodía.

¿qué te falta? Nada.

¿Te sirven mis colores para ilustrar tus letras?

Para mi amiguito el pequeño Príncipe Diablo

Va adivinando formas,
mudando islas,
inventando viajes
y proximidades ante sus ojos.

¿Quién va a decir algo
ordenando sus palabras
en el cuarto oscuro de los sueños?

Va haciendo distancias
desde la aprehensión al acecho
que tienen lentas caídas
desde algún recuerdo.

Si se descubre,
verá que ya viene desde lejos
que tiene alas
y sabe volar.

Si se descubre,
tal vez vuele mas allà
...de la Luna...

Te quiero cuando duermes

Te quiero cuando duermes
porque alegre te sueño.
Te quiero cuando duermes
porque a tus pies reposan
por un tiempo siquiera
los terrores sin fondo
y la hiel sin orillas.
Te quiero cuando duermes
porque puedo mentirte
que nunca nos hirieron
ni antiguas navidades
ni crudas primaveras.
Por eso cuando duermes
yo me quedo soñándote
como te soñé siempre.

Solo creo...

Yo creo que he superado,
la etapa de la bohemia soñadora
que te escribe cartas
que te dices cosas bellas
y que trata de enamorar .
Creo que ya no soy aquella
que con inocencia te escribía
que le encantaban tus ojos .
Para mi, ha pasado mas de un siglo
he escrito mas de cien poemas
y mi experiencia me dice
que no soy mas aquella
que soñaba e ilusionaba contigo.
Creo que así como el tiempo
esa etapa ha sido superada,
no soy mas la soñadora enamorada
de tu sonrisa y tu mirada
si no que ahora soy conciente
que no puedo y no podré
seguir... siendo... sin verte.

Perdona que no me despida

Dispénsame este pequeño acto de desalojo, pero no podría arreglar mi equipaje sin recordar que sola me quedé demasiadas veces esperando que llegaras.
Excúsame si ya no soy capaz de creer que te vería cruzar el umbral cargado de sonrisas, como entonces, como cuando los encuentros se vestían de fiesta y hacíamos un mundo en una tarde llena de escapes y sensaciones ocultas.
Pienso que tengo el derecho a que me justifiques, dadas las circunstancias del silencio, siguiendo tu misma técnica evasiva.
Me hubiera gustado un adiós repleto de esperanzas, pero ya sabes que no me es dada la tragedia y los sucesos novelescos.
Por eso, haz un gesto de disimulo, sin voltear a ver que lloro hacia dentro, que se ausentan de mi boca las palabras cuando me alejo, que siento mil pájaros que se alborotan buscando alpiste, dentro una jaula, perdona, por favor, perdona…
Ya no puedo quedarme por más tiempo llenándome de tus coartadas sin sentido, observando, sentada, como me apartas de tus horas, atiborrándome de expectativas que jamás se presentan, masticando soledad.
Así pues que de nuevo me dispensas si apuro mi paso y cruzo de tu acera a otra menos complicada, con la firme decisión de dejar de ser cautiva de una prisión que no me corresponde.
Te pido que no me no vuelvas a buscarme en tus ratos aburridos, no soy una mujer de mientras tantos y si descuidaste ese pequeño detalle, te advierto que ya es un poco tarde para remendarlo.
Perdona que no me despida, ha sido suficiente sentir tu apatía dibujando mis madrugadas llenas de interrogantes…
Tal vez algún día te recuerde sin dolor y hasta llegue a desear un reencuentro, pero por ahora, vuelvo a disculparme y, sin voltear a verte, perdona que no me despida...

Trinitario

No quiero descubrir en la intemperie
ni a tu tierra
ni a tí
ni a su acechante espíritu
para morir contigo cualquier día de invierno
tu mente es como el páramo que habitas
abierto a lo imposible
desplegado
bajo una lluvia tensa de soledades rojas
sólo es tuya tu boca de campanas
tus manos entregadas y violentas
son de cualquier ser vivo que amanezca
en medio de tu pecho
y tu sangre de todos los cadáveres
que pueblan tu memoria
mis ojos como dos leopardos en la sombra
tu cuerpo bajo soles de sigilo incendiario
sólo en total silencio te contaré otros mundos
tan lejanos del tuyo trinitario

Columpios de otro parque

A veces,
se concentra tanta luz en los espacios
que desdobla la pupila en infinitos,
y no importa si se opaca la mirada
por ya no querer ver más,
o por haber visto demasiado.
A veces,
una niña arrodillada en una lágrima,
corretea por los acordes de naufragios
y espera el juicio final de los violines.
No quiere besar el drama que supondría
matar al Dios que vomita estrellas de cartón
dejando al huérfano en brazos de los muertos.
Y cuando
la espalda del mar empiece a atardecer
yo la esperaré otra vez a pie de página,
para inventar abecés de palomas
descolgadas de las nubes, el pecho en silencio,
amarilleando la atmósfera con los ojos.
La esperaré en soledad, presta la sonrisa
a pecar con los columpios de otro parque,
aquel en que nos contaba,
del eclipse y de la rosa floreciente
en el sueño de los días.
Porque hay veces,
en las que no es necesario otro esfuerzo
que entretenerse en lo mucho que nos queda
antes que la tarde preñe la fugacidad de los cometas,
y nos descubra el terror de un cielo
que hace mucho que no existe.