Friday, December 12, 2008

"I"

De pequeña, como todos los niños, albergué en ocasiones, el temor a los monstruos, fantasmas, duendes, y todos esos personajes creados por los adultos con el fin de amedrentar a los pequeños para obtener con ello, una conducta más favorable.

Con el tiempo aprendí, junto con los miedos propios de la infancia, que cada quien adquiere sus propios monstruos, les da albergue, les abriga, los alimenta cada vez que les temen y ellos van creciendo poco a poco hasta adquirir dimensiones inimaginables.

Se apropian del tiempo, del espacio y hasta del pensamiento. Generamos adrenalina ante su presunta presencia y ésta es el más nutritivo alimento para que sigan creciendo.

Logré desterrarlos de mi vida en una contienda que me llevó largos días luchando con mi fuerza de voluntad, con mi sangre, con la humedad de mis ojos, con la sociedad.

Aprendí en ese entonces que solo enfrentándolos, desarrollaba mi coraje y mi fuerza y así ya nunca más volví a cubrirme los ojos cuando algo parecía asustarme.

Hace algunos años, conocí a "I". Hombre de grandes cualidades y una inmensa falta de amor a lo largo de toda su vida. Durante su niñez, hubo abundancia de tristezas y miserias y su infancia transcurrió en una permanente inestabilidad emocional. Creció abocado en una búsqueda inútil y ficticia de valores que nunca fueron satisfactorios.

"I" sufría de esos miedos a los monstruos bajo la cama, esos que jamás vio pero que le aterrorizan de solo escuchar las historias. Vivió encarcelado largos años por no asomar la cabeza bajo su lecho y descubrir que no había nada en el sitio, pero su aprensión era mucho más fuerte que el poder de la decisión.
"I" esperaba que los monstruos se fueran solos, que cedieran un día en su afán por asustarle. Y así pasaron los días, los años y perdió su tiempo encerrado, esperando y esperando la huida de unos seres que nunca existieron.

Pasaban los trenes, diversos turnos, muchos destinos, pero "I" no fue capaz de asomarse a mirar que nunca hubo nada de qué preocuparse y que el miedo había que enfrentarlo. En una oportunidad conoció el amor y hablaba de los muchos sueños que cumpliría. Sin embargo, "I" nunca enfrentó sus temores y el amor terminó por irse agotado de esperar una disposición favorable, una manifestación firme de defender lo que sentía.
Hace poco lo vi pasar cabizbajo, se dirigía al mismo sitio de siempre. Le pregunté sobre su vida y solo supo hablarme de su soledad y de su lecho, ese de donde aún salen los monstruos que nunca existieron pero que era tan difícil enfrentar.


Nota:
Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia.

Friday, November 14, 2008

Casi 4 meses después

Estoy aquí posteando...
Se acabaron los poemas, seeeeh! ... creo que la edad hizo que pasara la etapa jo ... escribi el guion un mediometraje , y no es chiste, que sirva de algo el CCC ...que no? ... ya se fue a produccion ojala nunca lo vea, es demasiado autobiográfico.

un abrazo a los que siguen pasando por aquí :)

Thursday, July 31, 2008

:)

No suelo postear este tipo de cosas por aquí. Pero parece que cuando todo va muy mal ...
Me acorde de Cris vine a mi blog y había un comentario de ella (un becho gracias por leerme)y voy de regerso a tu blo' jeje
Estaba escuchando una canción de Xime y me llamo despues de casi un año :-O
Estaba viendo fotos de Dani y me escribio un mail.


Esto apenas lo escribi ayer ... y lo exorciso (asi se escribe?)hoy ...

Una mañana como cualquiera

mis párpados fueron abriéndose,
mi cuerpo se articuló,
y quedaron las ganas de seguir
pegados en la heladera junto al gas y a la luz
…sin pagar.
Lento, vistiendo mi rostro con una sonrisa,
falso, caminé.
Cayendo
¿que me queda por crear o por creer?

Una mañana como cualquiera

Me cansé del chillido del aparato,
me harté de respirar, de oír.
El frió, las seis menos diez,
… y el gas sin pagar.
Todo se va al carajo, no hay más,
y ahora
¿Qué me queda por crear para creer?

Me canse de la arena cayendo
cada vez con mayor velocidad.
Medianoche,
casi,
cuarto para las doce
y el sueño que nunca llega, y se va luego
en una mañana como cualquiera
sin ya nada que crear ni en que creer
y sin pagar
ni la boleta de gas ni la de la luz.

-solo me cansé
…trae velas, no lágrimas-

Thursday, June 19, 2008

Olvido

Para qué decir mi sentimiento,
debo guardarlo para siempre
en el último rincón de mi alma,
porque soy hoja en otoño
cruzando con el viento
este camino sombrío.

Para qué soñar tus sueños
si eres ajeno a mis días
transeúnte en las noches duras
que estallan en mi alma.

Para qué recordarte,
si prometiste eternidades
y sólo me has dado
malditos instantes.

Para qué repetir tu nombre,
o mirarte pasar de nuevo,
si hoy quiero olvidarme
de que alguna vez fuiste mi tesoro.

Wednesday, June 11, 2008

Tiempo de ángeles

Me preguntan cuándo comenzó mi peregrinación de médico en médico, de hospital a clínica privada según si había dinero o no. No lo sé, tal vez fue cuando quise alcanzar la muerte y me dejaron viva, tal vez fue cuando tu moriste y yo me cansé de respirar; pero nadie entiende lo que es tratar de luchar años tras años contra las arenas movedizas de la depresión.

Tuve que aprender muchas tretas para lograr que me dejaran en paz, por hablar con el mismo lenguaje de los vivos -no digo sanos, por que nadie lo está.

No sé que edad tengo ni cuál tenia cuando me rebelé contra la vida. Grité mucho, no paraba de gritar. Comenzaron psicólogos que miraban más el reloj que los apuntes sobre mis temores; no pudieron silenciarme y pasaron a los psiquiatras, los cuales me llenaron de medicamentos.

Cada invierno decían que era algo congénito, que la luz, que lo bipolar, qué sé yo; lo único que yo quería era dejar de respirar. Nadie entiende lo que es estar cansado, el dolor que significaba mover un brazo o tratar de caminar; para ellos lo mejor es aturdir a preguntas, o a echarse culpas que no se pueden repetir en este idioma.

No quiero causar dolor ni lágrimas a los que me rodean, pero no comprenden que dejándome viva me producen más dolor que yo a ellos.

Una noche en que junté todos los medicamentos de los distintos medico y me los iba tomando uno a uno como queriendo justificar los días de más que tenia en esta vida, todo bailaba al compás de mi agonía. Fue entonces cuando llegaron unos ángeles a ponerme una alas blanca, pero éstas no me dejaban mover los brazos, éstas me hicieron cruzar los brazos.

Había más como yo -sabíamos si estábamos vivos o muertos-, y no les tenía temor. Los extraños de aquel lugar, llámense visitas o familiares, miraban en forma extraña por sus ojos puestos en cualquier lugar de la estratosfera menos en la tierra, y sus transparentes babas, que caían indiferentes de sus labios.
Cuando uno los conoce mejor piensa que esas babas son lo que diferencian el amor de verdad, porque ellos han sido los únicos de los que realmente he sentido el amor por mi persona. Después me enseñaron muchas cosas, que ya les diré.

Los médicos, tras sus escritorios, asépticos de errores, me preguntaban sobre mi vida, yo sólo gritaba: “muerte y siempre muerte, esa es mi meta” ¡Ay! esas largas miradas que rompían mi alma sin decir nada, un sólo anotar en papeles amarillentos de tiempo.

No entendía por qué cada mañana me llevaban en una desnuda camilla y me cubrían tan solo con una bata que en algún tiempo fue blanca, que apenas cubría mis fríos miembros. Esos enfermeros de mirada lujuriosas, colocaban un pañuelo en mi boca, me amarraban las muñecas y los tobillos muy fuertemente y acercaban unas paletas conectadas a un panel eléctrico. Sentía el aliento de ellos sobre mi nariz y mi boca, incapaz de gritar; ponían esas paletas en mis sienes y el mundo se apagaba para mí. No sé por cuanto tiempo estaba muerta.
Día tras día se repetía esa ceremonia y si algún día no lo hacían lo extrañaba, pero la fuerza de mis gritos iba apagándose.

Cuando esos brujos de las paletas estaban enojados, no me dejaban ir al baño; y antes de morir un poquito, sentía sus risas cuando mi orina, sin poder contenerla, se escapaba por mis piernas, y la humillación, cuando volvía a vivir. Me arrastraban al baño y con una manguera me bañaban. No sé si era mas fría el agua o los ojos de ellos.
No recuerdo si fueron días, semanas o años de esta ceremonia, pero ahora sólo murmuraba "muerte".

Mis amigos de encierro me enseñaron a guardar los medicamentos debajo de la lengua, así cuando estaba muy cansada tomaba los de reserva y dormía más, mucho más. Me decían que ya no gritara, ni hablara nada, que no hiciera nada para enojarlos a ellos, solo que los mirara con la baba en la boca. Mis gritos no se silenciaron, solo que ahora nadie los escuchaba, tan solo yo, y eso era lo más importante.
Nadie va a volver a violar mis pensamientos, ni lo que yo quiero o no, tengo que decir a todo si: “si, señor”, “si, doctor”, “si, quiero vivir.”

Hay años que no puedo callar, empiezo a gritar una y otra vez, hasta que vuelven esos ángeles a colocarme esas dolorosas alas. Y toda la historia se repite.

Lo único que deseo es que alguna vez con esas alas pueda mover libremente los brazos y pueda volar muy lejos, prometo en silencio seguir esperando, no gritar más.

Wednesday, February 06, 2008

¡?

La lluvia tiene un dejo triste en su discurso y habla con palabras lánguidas que se escurren hacia adentro y repiquetean en el alma hasta que ésta se cubre de musgo; parece, incluso, que la transitan caracoles. Mi alma está llena de caracoles.

A veces llueve tanto, tanto, que se encharcan los pulmones y es difícil respirar; entonces hay que toser el agua sobrante.

Y aún no ha terminado una lluvia y parece que empieza otra.

Voy a la caza de nubes para encerrarlas en jaulas; pero me sonríen con cara ladina y siempre encuentran un resquicio por donde escaparse y empezar de nuevo vertiendo, insolentes, toda su descarga. Las nubes no tiene piedad; yo nunca quise andar entre nubes.

Por eso no es raro hallar en su entorno mariposas negras de nylon impermeable, persistentes, acompañando ese rumor en el cerebro, horrible rumor de lluvia y aleteos.

He querido acabar con todo encendiendo una hoguera pero el nylon inflamado se ha adherido a las nubes provocándoles enormes agujeros y, en castigo, he sido amenazada con un diluvio.

Tuesday, January 22, 2008

El idiota

Todos tropezamos con uno alguna vez.
Son como tontos, subestiman a las damas de verdad, nunca tuvieron una. Manejan el encuentro y la distancia de la misma forma, practican el olvido, minimizan valores, se rompen en cada huida y se reconstruyen, exhibiendo su figura de macho, cuando les llama la carne.
Generalmente están carentes de madre, de caricias, de protección. Desconocen el compromiso, juegan con el tiempo ajeno, deliran por mujeres completas, pero no saben respetar los pactos.
Todos debemos tener un idiota en el haber de la vida. Hace falta como experiencia, al menos una vez. De esta manera aprendemos a reconocerlos a lo lejos y evitarlos.
Una vez aprendido el concepto, es preciso desecharlos, apartarlos. No son útiles, no merecen compañías interesantes, el esfuerzo en ellos, se malgasta.
Mejor es dejarlos ir por la vida en busca de sus iguales, pequeños fracasos diarios, huellas superfluas que imprimen como tatuajes en piel.
No colecciono idiotas, me producen alergia los seres ignorantes a voluntad, en su eterna búsqueda de la carne fresca.
Ya lo dije muchas veces. La piel no olvida y no la desperdicio en pequeñeces.