Tuesday, November 27, 2007

Había una vez..


Había un vez un lápiz que quería volar. Entonces dibujó mariposas

Wednesday, November 07, 2007

Me niego a enamorame

Me niego, dijo, a enamorarme


No quiero enamorarme de nadie, dijo.
Conozco, explicó, el proceso; sé adonde lleva el enamoramiento, razonó.
El Amor es grande y es gozoso, no pide nada, no te hace necesitar nada, no te convierte en un ser dependiente, vulnerable, inseguro y mezquino, celoso y posesivo, exclusivista y angustiado.
No se puede poseer a las personas.
Amarlas es verlas tal cual son, tomarlas tal cual se presentan, desear su libertad y su felicidad, sin inmiscuir los propios deseos en el libre movimiento de su maravillosa y personal armonía. Amar es dejar ser, dejar vivir, empujar hacia delante el crecimiento del ser amado, sea cerca o sea lejos de uno mismo.
Enamorarse... todos sabemos lo que es enamorarse. Querer la posesión de una persona como si fuera una cosa, cosificar, cercar, seducir, ser seducido, utilizar para el propio disfrute, intentar ignorar la evidencia de la contradicción flagrante entre el deseo del bien ajeno y el deseo de que ese bien se supedite a los propios deseos personales, a las propias necesidades.
Uno ama a otra persona. Uno se enamora de otra persona para saciar a través de ella el amor a uno mismo.
NO quiero, me niego a enamorarme, concluyó.
Uno ve a una persona tal cual es y la ama. Te quiero, dice, y eso significa te quiero cerca o lejos, conmigo o sin mí, dándomelo todo o sin darme nada, comiendo en mi plato o sin verte jamás, amo tu existencia, te amo.
Uno se enamora y dice querer a otra persona, de la cual se ha enamorado. Te quiero conmigo, dice, siempre conmigo, nunca me dejes, nunca te vayas, quiero tenerte siempre, tenerte, no quieras a nadie más, es decir, enamórate de mí, no te enamores de nadie más. Vive, dice, vive para mí. Entonces se puede matar por amor, odiar por amor, sufrir, perseguir, agobiar, desplazar, limitar, prohibir, contratar, negociar, engañar y ser engañado.
El miedo forma parte del enamoramiento, pero está totalmente ausente del Amor.
Uno ama la belleza de una flor y la disfruta, y la riega. Uno se enamora de esa flor y la corta, la mata, para llevársela a casa.
Uno ama a sus hijos y les ayuda a crecer, a vivir, a marcharse.
Uno se enamora de sus hijos y los encierra en casa, los protege, les cercena todo lo que esté en su mano hacerlo, durante el tiempo en que puede hacer tal cosa.
Así que, dijo, nunca me voy a enamorar.



Luego, más adelante, lo conoció

Se enamoró perdida, locamente, de él.
El se enamoró loca, perdidamente, de ella.

¿Qué ha pasado? Les preguntaban, por separado, los amigos de cada uno de ellos. ¿Dónde estás, todo el tiempo, qué ha sido de ti?. Vives en la Luna.

Desde la luna, sentados ambos sobre ella y cogidos de la mano, colgando sus cuatro piernas de la concavidad inferior, ellos miraban girar la Tierra y el Universo, aspiraban, hinchando el pecho, el olor del Cosmos, exhalaban, al respirar lo inhalado, polvo de estrellas y, siempre te querré, siempre estarás conmigo, nunca me dejarás, nunca te dejaré, unían sus labios y nacían nuevas galaxias, de las cuales emanaban nuevos planetas, azules, etéreos, transparentes, en los cuales nacía nueva vida, nuevos seres que crecían, observaban, aprendían y terminaban concluyendo su aprendizaje final diciendo:

La Vida es grande y es hermosa, decían. Amo la Vida y quiero seguir amándola, prometían.
Por lo tanto, decían, no queremos enamorarnos, queremos amar.

Me niego, decían, a enamorarme.

Y lo razonaban, y explicaban el porqué.

Luego, después, se conocían entre ellos y se enamoraban.

Tuesday, November 06, 2007

Demasiado

Batallamos cada día con toda esta ternura que llamamos tristemente soledad. Abrimos y cerramos nuestros ojos a tanta maravilla diciendo: “no gracias, hoy no quiero ser ni parecer”. Pero nos equivocamos, y caemos arrodillados cada siguiente ocasión, tentados en la posibilidad de encontrar lo que nos huye; pertenecer es no es verbo para moribundos. Supongo que no todo obedece al macabro juego del azar. Eso debería incitar una plegaria, pero mi lengua está cansada de pedir. Quizá me he metido demasiadas cosas en el alma . Demasiadas trampas. Demasiadas pesadillas. He recorrido esto demasiadas veces. Pero hoy todo me parece demasiado: el horario, las luces, el pastoso murmullo de mi respiración. Todo me parece innecesario: la música que baja de los muros, la sequedad del aire acumulado en este cuarto, todos estos papeles llenos de garabatos incomprensibles. Y si pudiera gritar o llorar, levantarme y destruirlo todo con un alarido, asesinarlos a todos bramando sus nombres en un solo y aterrador sonido, también me parecería demasiado.
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Cómo bordar este apetito con la voluntad que no tengo. Acomodarlo en algún rincón polvoriento junto a las fotos prohibidas. Vienen sucediéndose las funciones tarde a tarde, y el papel no me sienta del todo. Y no es que los disfraces me incomoden, es sólo esa necesidad de sentir a veces algo de verdad entre los dedos. Tanta lucidez a ratos desagrada. Realidad sobre realidad. Conectarse a los deberes y el ocio. Suena “no todo esta perdido” en los auriculares. Aprieto los dientes para no llorar. Igual lloro.